Sobre la ciencia ficción
Texto y técnica
Históricamente, la referencia más usual del término «ciencia ficción» ha sido, y continúa siendo, a obras narrativas que involucran conocimientos científicos de un tipo u otro, siendo frecuente la relevancia de cuestiones tecnológicas. Tanto la teoría científica (o también filosófica) como la praxis tecnológica (en su variedad potencial) pueden ser lo suficientemente similares a lo existente en la actualidad del caso, de tal modo que son percibidos como plausibles, o pueden ser más imaginarios, de tal modo que son percibidos como no totalmente imposibles, pero de una prospección más especulativa, pudiendo ser muy distante. En cuanto a la consolidación de características fundamentales de los géneros narrativos, en lo más propiamente textual del proceso, consideremos lo que los creadores de The Encyclopedia of Science Fiction (La enciclopedia de la ciencia ficción, en adelante abreviado como SFE) denominan ciencia ficción «de género» (genre science fiction). Esta puede brevemente puede ser descrita así:
- Obras narrativas comúnmente reconocibles por sus lectores (audiencia, público, etc.) como pertecientes al género (lo cual da la impresión de un razonamiento circular, pero es espiral),
- cuyos escritores (cineastas, diseñadores de videojuegos, etc.), conscientes de trabajar en un género distinguible temáticamente de otros, que en este caso no ocurrió antes del siglo XIX (conceptualmente, y todavía no onomásticamente), utilizan protocolos asimismo reconocibles,
- los cuales son desarrollados en una espiral hermenéutica, es decir, en la que textos previos (iniciando con prototipos) los incluyen, sirviendo de modelo para textos posteriores que los repiten y que producen variantes, manteniendo así convenciones y sirviendo a su vez de ejemplo para obras futuras.
Sin embargo, hasta el momento casi todo lo mismo puede decirse de cualquier género, pues naturalmente en cualquiera de ellos hay textos históricamente influyentes, temas comunes, variantes de tropos, etc. Ahora bien, particularmente notorio es el aspecto tecnológico, comúnmente identificable incluso para quienes que no están familiarizados con la ciencia ficción. Una noción difundida es que ese rasgo es narrativamente esencial, de manera que el argumento no podría suceder completamente, o del todo, en su ausencia. Sin embargo, no es necesariamente lo único de relevancia, ni su énfasis detallado es indispensable.
Mi intención no es hacer un análisis exhaustivo, ni profundizar en la historia de la ciencia ficción, lo cual implicaría revisar publicaciones y descripciones que surgieron en el siglo XIX y a comienzos del XX. Para ello recomiendo la excelente SFE, la cual contiene artículos como «History of SF» («Historia de la CF»), y «Definitions of SF» («Definiciones de la CF»). Lo que me interesa hacer a continuación es enfocarme en varias ideas que aprecio como de entre las más valiosas en el tema, y que en su conjunto enriquecen mi perspectiva del mismo.
Conceptos críticos
Pienso que una de las conceptualizaciones más importantes sobre la ciencia ficción es una orientación, una actitud filosófica, congruente con —y no restringida a— la definición de Darko Suvin en Metamorphoses of Science Fiction: On the Poetics and History of a Literary Genre (Metamorfosis de la ciencia ficción: de la poética y la historia de un género literario, usualmente abreviado como MOSF). Esta interpretación no está exclusivamente determinada por la ciencia, la tecnología, o el futuro, sino:
[...] por el recurso literario hegemónico de un locus y/o de dramatis personae que (1) son radicalmente o al menos significativamente diferentes de los tiempos, lugares y personajes empíricos de la ficción «mimética» o «naturalista», pero (2) no obstante son —en la medida que la CF [sic, SF] difiere de otros géneros «fantásticos», esto es, conjuntos de relatos ficcionales sin validación empírica— simultáneamente percibidos como no imposibles dentro de las normas cognitivas (cosmológicas y antropológicas) de la época del autor.
Para empezar, podemos notar la ausencia de afirmaciones prescriptivas sobre el asunto científico-tecnológico. Además, lo postulado se conecta con el concepto de extrañamiento cognitivo. Más bien la caracterización citada, en su amplitud, es una versión más abstracta del dicho concepto, a cada cual de cuyos términos, extrañamiento y cognitivo se refieren los puntos (1) y (2), respectivamente. Más adelante entraremos en ello. Primero constatemos que, de acuerdo con la cita, un énfasis científico en la creación de una obra dada no es el requisito absoluto para clasificarla dentro de este género, habiendo ya enfocado la cognición como un proceso condicionado históricamente. Efectivamente, Suvin abarca ciertos autores más antiguos que el auge de lo típicamente identificable como ciencia moderna (llegando a la antigüedad grecolatina), debido a un parentesco histórico, y a una contigüidad de pensamiento, compartidos por las literaturas de ciencia ficción, de utopía, y de sátira.
Recordemos que no todo conocimiento es científico. Si en el momento de escribir esto (2024) la actividad científica de origen occidental, impulsada por la revolución industrial del siglo XIX, no tuviera la enorme influencia (dominación, dirían algunos) que es común en gran parte del planeta, podríamos entender cierta literatura mitológica, en el sentido moderno de la palabra, como congruente con la caracterización citada. Parafraseando a Suvin: (1) lugares y/o personajes radicalmente diferentes a lo existente (es decir, sin validación empírica), los cuales (2) son percibidos como no imposibles (es decir, con validación hipotética). Si mi cosmovisión fuera mitológica, un relato que no metafóricamente incluyera a Zeus lanzando rayos no sería imposible para mí, estando dentro de las normas cognitivas mías y de mi época. Si ese mismo relato incluyera un personaje humano completamente común que de repente, sin ninguna intervención divina en la trama, se volviera capaz de lanzar rayos igual que lo hace Zeus, eso sí sería imposible para mí, y entonces no sería analogizable como «mi versión de ciencia ficción» en sus propias condiciones. El ejemplo quizá sea demasiado simple, e incluye el posible error de asumir que un heleno homérico, digamos, necesariamente interpretaría la frase «Zeus lanzando rayos» como no metafórica, pero su simpleza tiene la utilidad de ilustrar con claridad.
Más allá de haberse originado en un calco lingüístico sintácticamente incorrecto del inglés science fiction (a lo cual no voy a dar mucha relevancia), cuya traducción sería ‘ficción de ciencia’, el nombre incluye ciencia debido a la importancia de este tipo de conocimiento en nuestra contemporaneidad. Nótese que también fue propuesto el nombre ficción especulativa en el siglo XX. En todo caso, las ciencias no constituyen una unidad monolítica, sino que se desarrollan en pluralidad.
Ahora continuemos viendo la diferencia respecto del ambiente empírico, y la conexión de ese aspecto con una actitud crítica, una cognición crítica, para lo cual me refiero otra vez a MOSF:
Según como es usado aquí, este término [cognición] implica no solo una reflexión de sino también en la realidad [not only a reflecting of but also on reality]. Implica un enfoque creativo que tiende hacia una dinámica de transformación en lugar de hacia un reflejo [mirroring] estático del ambiente del autor. Tal metodología típica de la CF [...] es crítica, con frecuencia satírica, combinando una creencia en las potencialidades de la razón con la duda metódica en los casos más significativos.
Dicha cuestión de orientación del pensamiento y de la acción se afirma como fundacional, y como propia de una literatura que, interpretada así, no se restringe exclusivamente a perspectivas de quienes han vivido o viven en una civilización cuya industria produce nuestros acostumbrados e imaginados recursos tecnológicos. Sobre estos últimos, sin embargo —y he aquí otra diferencia fundacional, acaso radical—, es razonable que hayan generado elementos tan prominentes desde un principio, tomando en cuenta textos cuya hechura fue coetánea de la revolución industrial del siglo XIX. La relevancia de tales circunstancias me parece evidente: no es casualidad que los primeros autores reconocibles, en retrospectiva, como ya engendrando o ya madurando este género literario, hayan surgido en esa época.
Por otro lado, un enfoque ficcional en condiciones productivas de necesidades y ambientes humanos (u otros) no es reducible a la presencia de una infraestructura industrial muy «avanzada» según sea el referente del statu quo real, ni a una extrapolación de tipos varios de tecnología. Pero continuando con lo ya sabido y dicho, la cognición científica y sus prácticas técnicas afectan la realidad en modos sin precedentes en semejante extensión e intensión. Dada la importancia de tales posibilidades —tanto beneficiosas como dañinas, para seres humanos y otros organismos biológicos—, las «normas cognitivas (cosmológicas y antropológicas)» referidas por Suvin suelen estar orientadas en un modo conscientemente científico, o bien relacionadas con ello en una manera definitiva, incluyendo la posiblidad de críticas inmanentes del quehacer tecnocientífico, o posiciones anti-intelectuales, de lo cual hay ejemplos en la historia del género.
Considerando los cambios acontecidos desde la segunda revolución industrial hasta el presente, entonces, el factor tecnológico no es simplemente desvinculable de este género, así como tampoco es su sine qua non, de acuerdo con lo explicado. Una cuestión de mayor importancia, observable en el género y que se desprende por su propio peso, consiste en procesos creativos enfocados en los efectos del conocimiento, incluida la tecnología, por supuesto, siendo ella misma efecto y causa eventual de otros tantos. Continúo citando a Suvin de nuevo:
[...] las utopías son —además de cualquier otra cosa que puedan ser— claramente ficciones sociológicas o ciencia ficción social [social-science-fiction], mientras que la CF moderna es análoga a una cosmología policéntrica moderna, uniendo tiempo y espacio en mundos einsteinianos con dimensiones y escalas temporales diferentes pero covariantes. La CF moderna significativa, con fuentes de disfrute más profundas y más duraderas, también presupone cogniciones más complejas y más amplias: discute primariamente el uso y efecto del conocimiento, de la filosofía de la ciencia, en lo político, psicológico, y antropológico, así como el devenir del fallo de nuevas realidades como resultado de ello.
El uso y efecto del conocimiento: por ende, he aquí el campo de lo potencial; el nombre ficción especulativa reverbera otra vez. A propósito, veamos lo que Suvin denomina «posibilidades reales» y «posibilidades ideales», ambas opuestas a narrativas de fantasía supernatural, describiendo que «la ciencia es el horizonte que envuelve a la CF». Si bien clarifica que eso no es necesariamente equivalente a «ficción científica», no puedo evitar percibir una contradicción (adrede, quizá) en Suvin al primero desenfatizar lo científico como requisito genérico, para después volver a la innegable relevancia del mismo. ¿Podemos negarlo, siendo la realidad actual como es? Anteriormente dije que lo tecnológico, específicamente, «no es simplemente desvinculable de este género», partiendo de los prospectos del siglo XIX — los cuales continuaron evolucionando durante el XX y continúan haciéndolo en el XXI. Ahora digo lo mismo en relación con lo científico en general. Contra Suvin, sí es un fundamento, evidentemente. Con Suvin, ese fundamento es contingente; es paradigmático y no estático. Regresemos a la concepción de posiblidades referida arriba, con un extracto del ensayo titulado «Science Fiction and the Novum» («La ciencia ficción y el novum», 1977):
Pero además de las posibilidades «reales», existen también los límites mucho más estrictos —aunque también mucho más amplios— de la posibilidad «ideal», es decir, cualquier posibilidad conceptual o pensable cuyas premisas y/o consecuencias no son internamente contradictorias [...] Solo en la CF «dura» [“hard” science fiction] o del futuro próximo la tesis del relato tiene que adecuarse a una «posibilidad real» — a lo que es posible en la realidad del autor y/o de acuerdo con el paradigma científico de su cultura. Por el contrario, la tesis de cualquier relato de CF debe adecuarse a una «posibilidad ideal», según fue definida arriba. Cualquier relato basado en un ensoñamiento [wish-dream] metafísico —por ejemplo la omnipotencia— es «idealmente imposible» como narración coherente —¿puede un ser omnipotente crear una piedra que no podrá levantar?— y así sucesivamente, de acuerdo con la lógica cognitiva que los seres humanos han adquirido en su cultura desde los orígenes hasta nuestros días [en esta última frase Suvin yerra al afirmar una cultura humana con una misma lógica cognitiva continuamente coherente desde los orígenes; es ahistórico, Suvin parece contradecirse a sí mismo otra vez]. Es intrínsecamente o por definición imposible para la CF reconocer cualquier agencia metafísica, en el sentido literal de una agencia que va más allá de la physis (naturaleza). Cuando lo hace, no es CF, sino un relato metafísico o (para traducir el griego al latín) sobrenatural, un relato fantástico.
En cuanto a la filosofía de la ciencia, por cierto, concordar más con una perspectiva u otra (de un filósofo, de un científico, etc.) puede ser considerado como en segundo lugar, a sabiendas de que, en primer lugar, ocurren o pueden ocurrir pensamientos de esa índole. En primera instancia, circunscrita históricamente, hay una conducta cognoscitiva con sus influencias ya funcionando a priori, ya sea antes de escribir una obra, antes de leerla, o ambos.
Extrañamiento cognitivo
Como había mencionado anteriormente, el extrañamiento cognitivo es fundamental en esta cuestión. En MOSF se presenta el concepto , en cuyo desenvolvimiento consiste la parte de la obra sobre en la poética del género. Pero para elucidar el concepto, voy a citar otra vez «Definitions of SF», pues incluye un pasaje que muestra perfectamente los detalles más relevantes en un solo párrafo, incluyendo exactamente la frase que Suvin usa en el libro y que ya había postulado previamente a su publicación:
En 1972 Darko Suvin definió la cf [sic, sf] como «un género literario cuyas condiciones necesarias y suficientes son la presencia e interacción de extrañamiento y cognición [estrangement and cognition], y cuyo recurso formal principal es un marco de referencia imaginativo alternativo a la realidad empírica del autor». Con «cognición» Suvin parece querer decir una búsqueda de entendimiento racional, y con «extrañamiento» algo afín al Verfremdungseffekt de Bertolt Brecht, definido en 1948 así: «Una representación que extraña [estranges, extraña, aliena, enajena] es una que nos permite reconocer su tema, pero al mismo tiempo que nos parezca ajeno.» Quizá la parte más importante de la definición de Suvin, y con la cual es más fácil acceder, es el énfasis que pone en lo que él y otros han llamado un novum [término tal vez tomado de Ernst Bloch], una cosa nueva — alguna diferencia entre el mundo de la ficción y lo que Suvin llama el «ambiente empírico», el mundo real afuera. La presencia de un novum es insuficiente en sí misma, por supuesto, para definir la cf, puesto que la tradición diferente y más antigua de la fantasía asimismo depende del novum.
Los autores de SFE indican que la definición de Suvin, si bien difícilmente es la más aceptable en su totalidad, ha «quizá sido la más útil de todas para catalizar debates sobre el problema». Es comprensible, pues por un lado esa definición posee cierta vaguedad que la hace aplicable más allá del género. Por otro lado, también es capaz de excluir mucho de lo que suele ser identificado como ciencia ficción, y ha sido criticada como una definición prescriptiva en lugar de descriptiva. ¿Podrá ser que, en su polaridad inherente, el mismísimo concepto de extrañamiento cognitivo es en sí una instancia conceptual de extrañamiento cognitivo? Su contradicción dialéctica, y la contradicción de opiniones que ha conllevado su proposición, me sugieren que así podría ser. Suvin ha hecho afirmaciones prescriptivas sobre el género, pero los conceptos en los que se basa no los he notado así de rígidos. Al contrario: los encuentro utilizables como descriptivos de un espectro de obras, excediendo bordes genéricos. La caracterización suviniana la veo como móvil, flexible, y por ello fertilizante. La he integrado en mi pensamiento como un versátil lente para leer este género y otros adyacentes, nutriendo mi vista. La asociación con el concepto de Brecht me ha invitado a reinterpretar ciertos trabajos como más contiguos a la ciencia ficción que lo inicialmente evidente, aunque no sean publicitados así.
Sumariamente, Suvin también usa la frase «la literatura del extrañamiento cognitivo [cognitive estrangement]». En cuanto al aspecto cognitivo, ya observamos las tendencias epistémicas correspondientes. En cuanto al extrañamiento, el novum es esencial para generarlo. Sin embargo, el novum puede ser utilizado como un medio para lograr un fin cognitivo, dependiendo de cómo sea implementado. De ser así, puede ser un novum para el lector pero no para los personajes. Por otro lado, puede también serlo para los personajes, quienes durante la trama pueden experimentar un enriquecimiento cognitivo acerca de un novum, o gracias a uno de ellos, o bien pueden hacer uno. En tal escenario, se desarrolla un movimiento desde un extrañamiento, mediante un novum, hacia una cognición. Es propio del género que haya instancias de todo lo propuesto participando en un mismo proceso narrativo.
En todo caso, ambas partes de la función están inextricablemente vinculadas, relacionadas dialécticamente, involucrando una dinámica de oscilación en una configuración de polaridad. O la viejísima y perennemente útil metáfora de la moneda gira otra vez. O puede ser mejor interpretarlo no como una relación R entre A y B, un tercer elemento extrínseco a ambos, sino como el evento de A y B: un solapamiento fructífero, el terreno fértil en el que crecen obras con su poder de estimular el pensamiento, de galvanización conceptual. Se producen circuitos en cuyo movimiento el lector visita la ficción para después reaproximarse a la realidad con herramientas mejoradas. Como la poesía y el surrealismo, la ciencia ficción manifiesta visiones, explora panoramas nuevos de exploración cognitiva, yendo más allá de la mímesis. Cultiva un poder de maravillar.
En el artículo citado también se indica que John Clute (uno de los creadores y editores de SFE), a diferencia, «ha argumentado que mucha cf busca crear exactamente lo opuesto al extrañamiento; esto es, trabaja en hacer que lo increíble parezca plausible y familiar». Concuerdo, pues pienso que estas perspectivas no son mutuamente excluyentes. Suplemento con Suvin: «el núcleo cognitivo de la trama codetermina el extrañamiento ficcional». Es propio del evento ciencio-ficcional el involucrar descubrimientos y/o producciones conceptuales y empíricos, aquellos tanto para personajes como para lectores. El conocimiento informa el reconocimiento de lo extraño, codetermina el límite con lo desconocido, una interfaz. Lo conocido y lo desconocido se condicionan mutuamente. La ciencia ficción acostumbra operar en lo liminar.
Lo conocido y lo desconocido
Menciono brevemente otra obra con una mecánica similar, en la que veo un solapamiento con el concepto de extrañamiento cognitivo, o un estudio de modos de implementarlo. Me refiero a The Known and the Unknown: The Iconography of Science Fiction (Lo conocido y lo desconocido: la iconografía de la ciencia ficción), de Gary K. Wolfe. Consiste en un análisis de instancias varias del novum, si bien el autor no usa ese término en ese libro, cuyo propósito es:
[...] explorar una imagen que es tan ubicua en el género que trasciende la etiqueta «ícono» — la imagen de la barrera entre lo conocido y lo desconocido. Del Capítulo Tres al Capítulo Cinco se exploran íconos específicos que han evolucionado en la ciencia ficción, concernientes a ambientes artificiales o innaturales: la nave espacial, que representa la entrada a lo desconocido; la ciudad, que representa la subyugación de lo desconocido; y el páramo, que representa la reemergencia de lo desconocido. Finalmente, los Capítulos Seis y Siete cambian el enfoque de imágenes del ambiente a imágenes de la humanidad misma, primero según es reflejada en la tecnología mediante el ícono del robot, y después según es reflejada en las imágenes de transformación que son representadas por los varios tratamientos que la ciencia ficción hace de monstruos, alienígenas, y humanos transformados. Obviamente, muchos de estos íconos se solapan y se fusionan en ciertas obras. El ser alienígena deviene en el robot, el robot deviene en la nave espacial, la nave espacial deviene en la ciudad, la ciudad deviene en el páramo: tales transformaciones y combinaciones de las imágenes favoritas del género se vuelven como variaciones de un tema [...]
Tales temas, en cualquiera de sus variantes, históricamente han participado en la espiral hermenéutica indicada al principio de este ensayo, y en lo que los autores de SFE llaman el «megatexto» del género, su gran red de textos interconectados, su «intertextualidad colectiva». Siendo el novum esencial en la ciencia ficción para generar el extrañamiento que le es natural, la desfamiliarización que le es familiar, entonces sus íconos han de ser encontrados en su megatexto, en cualesquiera de sus metamorfosis.
Epílogo
Después de todo lo dicho, tales caracterizaciones pueden no ser suficientes para una diferenciación perfectamente nítida, pero ¿habrían de serlo? Las definiciones son, por definición, limitadas, delimitadoras por pragmatismo conceptual. Esto no es incompatible con cultivar profundidad, o con explorar fluyendo con una imaginación metonímica, dependiendo de cómo se desee enriquecer el campo de lo que se piensa en un tema, de lo que se crea en una actividad artística, como parte de lo valioso en la vida. Así como la realidad es un espectro, en su movimiento constante, lo es también la ciencia ficción, en su construcción de realidades. El pensamiento presentado aquí es sumamente fecundo.
Referencias y notas
Aunque todas las referencias a The Encyclopedia of Science Fiction se limitan a indicar el año de publicación general de la cuarta edición (2021), la enciclopedia es actualizada con regularidad, de manera que en cualquier momento dado es posible que las modificaciones más recientes de los artículos sean de años posteriores. Mis últimas añadiduras y ediciones a este ensayo fueron realizadas en el 2024. En adelante, optaré por expandir el tema en artículos separados.
- Peter Nicholls y John Clute, «Genre SF», The Encyclopedia of Science Fiction (4a ed., 2021), https://sf-encyclopedia.com/entry/genre_sf.
- Darko Suvin, Metamorphoses of Science Fiction: On the Poetics and History of a Literary Genre (1979, rev. 2016). Su sitio web personal es https://darkosuvin.com.
- Darko Suvin, «Science Fiction and the Novum» (1977), Defined by a Hollow: Essays on Utopia, Science Fiction and Political Epistemology (1973-2008; ed. Peter Lang, 2010).
- Brian M. Stableford, John Clute y Peter Nicholls, «Definitions of SF», The Encyclopedia of Science Fiction (4a ed., 2021), https://sf-encyclopedia.com/entry/definitions_of_sf.
- Damien Broderick, «SF Megatext», The Encyclopedia of Science Fiction (4a ed., 2021), https://sf-encyclopedia.com/entry/sf_megatext.
- Por ejemplo, en la obra de L. E. Modesitt Jr., la serie Saga of Recluce, si bien obviamente es fantasía, también es para mí muy reminiscente de la definición de Suvin. La serie Grand Illusion tiene características más directas al respecto. El sitio web oficial de ese autor es https://www.lemodesittjr.com.
- Gary K. Wolfe, The Known and the Unknown: The Iconography of Science Fiction (1979).